05 Marzo 2025

Ciencia, Género y Exclusión: el desafío de las mujeres en la Academia

Hemos perdido tanto como hemos avanzado por ignorar las aportaciones de muchas mujeres.

Ser mujer y dedicarse a la ciencia no es fácil

Si nos preguntamos por una mujer que haya conseguido auténticos avances en la ciencia, lo más seguro es que el primer nombre que se nos venga a la cabeza sea el de Marie Curie, la química que descubrió el polonio en 1898. Pero, ¿y si tuviésemos que hacer una lista de 10 mujeres? La cosa ya se nos complicaría un poco, y no porque haya pocas figuras femeninas que hayan marcado un antes y un después con sus descubrimientos.

Las mujeres hemos tenido que luchar a lo largo de toda la historia por salir del concepto de complemento y/o apoyo, y hacernos un hueco en sectores dominados por los hombres, y la ciencia no es una excepción. Un ejemplo claro de ello es Hedy Lamarr, una actriz cuyo legado va más allá de su carrera cinematográfica. A pesar de demostrar desde niña un gran talento para la ingeniería, su belleza llamó más la atención, lo que la llevó al mundo del espectáculo y a casarse con tan solo 19 años. En 1937 escapó de un matrimonio opresivo y comenzó su carrera en pantalla con películas como Algiers (1938) y Samson and Delilah (1949). Durante la Segunda Guerra Mundial desarrolló un sistema de frecuencias que evitaba que los torpedos fuesen interceptados por el enemigo. Sin embargo, sus descubrimientos fueron ignorados y el gobierno americano la instó a contribuir a la guerra recaudando dinero vendiendo besos y bonos de guerra. Actualmente, la tecnología que diseñó Lamarr es la base del Wi-fi, el Bluetooth y el GPS, pero a ella sólo se la reconoce como “aquella mujer tan guapa que actuaba bien”. Al igual que Hedy Lamarr, existieron cientos de mujeres que contribuyeron a un gran avance en sus campos, pero que nunca fueron reconocidas como auténticas científicas. Es el caso de la genetista Rosalind Franklin, cuyo trabajo fue esencial para el descubrimiento de la estructura del ADN, la astrofísica Jocelyn Bell Burnell, descubridora de los púlsares, y la bióloga Nettie Stevens, que descubrió que el sexo está determinado por los genes X e Y.

Esto demuestra que la historia de la ciencia también está llena de omisiones y no se trata de una cuestión de capacidades, sino de falta de oportunidades. Según datos de la UNESCO publicados en 2025, solo el 33,3% de los investigadores en ciencias STEM[i] son mujeres a nivel mundial y en algunos países, no se alcanza ni el 10%. Este último porcentaje se repite si hablamos de puestos de liderazgo en empresas dedicadas a estas ramas ocupados por mujeres (UNESCO, 2025).

Es claro entonces, que ser mujer y dedicarse a la ciencia no es fácil. A pesar de que la tasa bruta de población que supera prueba de acceso a la universidad es de un 44,3% de hombres frente a un 65% de mujeres para el curso 2022/23, según datos estadísticos del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, si miramos el perfil de personas egresadas según nivel académico, la representación de las mujeres va descendiendo a medida que ascendemos en la escala formativa. Así, a pesar de que el 60,9% de egresadas de titulación de grado son mujeres, cuando llegamos al doctorado este porcentaje no llega al 50%.

Fuente: Las cifras de la educación en España. Curso 2022-2023 (Edición 2025), Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.

Fuente: Las cifras de la educación en España. Curso 2022-2023 (Edición 2025), Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.

Pero si hablamos de mujeres en situación de exclusión, la dificultad empieza por el acceso y finalización de los estudios superiores, y continúa por las posibilidades reales de desarrollar un trabajo científico en el que desarrollar todo su potencial. Actualmente en España, están en integración plena un 39,6% de mujeres, frente a un 46,9% de hombres según datos para 2024 de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales de la Fundación FOESSA, cuyo IX Informe saldrá a la luz a finales de este año. Según esta misma base de datos, la exclusión en la dimensión educativa también es mayor para ellas (15,1% frente al 13,9% en el caso de los hombres).

Sin embargo, existen mujeres que sí han podido romper barreras y cuyas investigaciones sí han sido reconocidas, como por ejemplo Ada Lovelace, una matemática que diseñó lo que se considera el primer algoritmo destinado a procesarse por una máquina. También está el caso de Frances Arnold, ganadora del premio Nobel de Química en el año 2018 por desarrollar un método para diseñar enzimas con nuevas propiedades basándose en los principios de la evolución natural

En conclusión, si pensamos en la cantidad de avances que han podido perderse a lo largo de la historia debido al desinterés de las aportaciones de tantas mujeres, especialmente procedentes de lugares donde aún es más sangrante el rechazo y son relegadas a otro tipo de presencia social, nos damos cuenta de que hemos perdido casi tanto como hemos avanzado. Gracias al esfuerzo de muchas mujeres hemos podido avanzar hacia un mundo algo más igualitario, pero todavía quedan cambios que hacer, mujeres con las que contar e injusticias que superar.